Se podría decir, hablando en llamo y cristiano, que los Thunderbolts son la versión terrícola de los Guardianes de la Galaxia. Es decir, un grupo de inadaptados y renegados que se unen de forma extraordinaria para acabar formando un equipo que ha de sobreponerse a una amenaza.
Lo malo es que, donde los Guardianes triunfaban, el humor, los Thunderbolts andan bastante escasos. Hay momentos divertidos (¡Pepino! ¡Pepino!), pero falta bastante cachondeo, y sin duda había mimbres para hacer el cesto. Además, la película tarda demasiado en echar a volar y entrar en materia, con Bucky Barnes separado de los demás durante demasiados minutos, y se hubiera agradecido que fuera más corta.
Sin embargo, teniendo en cuenta lo de capa caída o descafeinada que ha estado Marvel en sus últimos lanzamientos, hay que reconocer que Thunderbolts es exactamente la película que necesita la network en este momento: desenfadada, entretenida y espectacular. Un divertimento sin más, pero muy bien hecho, y con un elenco que se lo pasa pipa con sus personajes: desde Julia Louis- Dreyfus a un estupendo Wyatt Russell, pasando por la absoluta dueña de la cinta, que es una Florence Pugh a quien no se le resiste personaje o género alguno, y que tiñe de la justa ironía y tormento emocional a Helena.
Correcta, aunque hubiese dado para más.
Lo mejor: Los actores (sobre todo Pugh, Louis- Dreyfus, Russell y Sebastian Stan) y su carácter de puro entretenimiento y simpatía.
Lo peor: Se queda muy a medias de lo que podría haber sido, y le falta humor.
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