Candela Cruz (Sevilla, 1992) interpreta en ‘Sueños de Libertad’ a Carmen Recas, la resuelta encargada de la tienda de Perfumerías de la Reina. Una mujer decidida, emprendedora, con una fuerte personalidad, pero también comprometida y leal a los suyos: su marido, Tasio (José Milán), y sus mejores amigas, Claudia (Isabel Moreno) y Fina (Alba Brunet), sus compañeras dependientas de la tienda.
En esta entrevista, la actriz andaluza nos habla sobre su personaje en Sueños de libertad, recuerda sus comienzos en la interpretación y su celebrada participación en ‘La peste’ (Movistar), y comparte con nosotros su pasión por Lorca y sus expectativas de futuro.
¿Cómo empiezas en el mundo de la interpretación?
Me encanta que me hagan esta pregunta. A mí me viene el arte de familia. Yo pertenezco a una familia de artistas en la que todo el mundo se dedica al flamenco: mis padres son bailaores, en la familia tenemos cantaores, guitarristas… yo he nacido viviendo el arte en mi casa, y viviéndolo no como un hobby, sino como un oficio. Siempre me ha apasionado todo lo que tiene que ver con la música, la danza, el teatro. Por ello, no sabía por dónde tirar, porque me gustaba todo (risas). Por eso creo que finalmente me decanté por la interpretación, porque me da la oportunidad de abrir las puertas a todas las demás artes. Cuando hago teatro, por suerte, como saben que canto y bailo, me dicen “aquí vamos a poner esta pieza, este tango, o esta canción”. Ser actriz me da la oportunidad de disfrutar de todas las facetas artísticas que a mí me gustan. Yo he hecho muchísima danza desde pequeña, como dice mi madre, yo bailaba antes de andaba (risas). Después comencé con la interpretación, a partir de los 15 o 16 años en un grupo de teatro, y me gustó tanto que decidí estudiar la carrera en la escuela de Arte Dramático de Sevilla. Allí el teatro terminó de enamorarme y me decanté por la interpretación. Pero es cierto que sigo bailando mucho, aunque a otro nivel obviamente, porque la danza la llevo en mi ADN.
Hablando de Sueños de Libertad, ¿cómo estás viviendo el fenómeno que es la serie?
Es impresionante, una fantasía. Este tipo de series siempre ha estado muy ligada a un público muy concreto, de la tercera edad, un público maravilloso. Pero esta serie está abarcando un público muy amplio: desde la tercera edad, a chavalas y chavales jóvenes. A mí me paran por la calle, no sólo señoras mayores, sino también chicas que ven la serie. También con la trama Mafin, como la llama el fandom, una historia que es inspiradora y de liberación. ¡Es un fenómeno mundial! Me escriben de todas las partes del mundo: Brasil, Italia, Colombia, Venezuela, México… es increíble.
A tu personaje, Carmen, la hemos visto en los últimos tiempos más combativa, más un poco en conflicto con lo que son la familia de la Reina. ¿Crees que representa un poco esa conciencia más de clase, de aquellos que no tenían tantas oportunidades en la vida al haber nacido en familias más humildes?
Sí, desde luego, y es algo que me gusta mucho del personaje. Carmen es un personaje con unos valores muy bonitos y muy amables y, como dices, lleva por bandera la justicia y la sensatez.
Pero yo creo que lo bonito de los personajes es que no se los etiquete o se les encasillen en una sola cosa, sino que estén llenos de colores y matices. Los actores y las actrices intentamos darle más humanidad a los personajes, ¿qué hay más humano que dudar, arrepentirse, o contradecirse? Creo que a Carmen también hay que darle la licencia para que dude, se equivoque, o que quiera tirar por diferentes caminos. Aunque ella sea muy justiciera y mire siempre por el bien común, también puede ser que mire por sus intereses propios… Tiene que tener la oportunidad de ser “humana”.
También hemos visto a Carmen como una mujer activa en lo laboral, emprendedora, llena de ideas. ¿Cómo de importante es esta faceta suya?
Muy importante, y a mí me encanta. Lo llevo con mucha alegría y mucho orgullo, poder representar a mujeres que vivieron en aquella época y tuvieron que reprimir esa faceta emprendedora, porque no tenían la oportunidad. Me encanta representar a esas mujeres, y yo, además, como Candela, me siento muy representada también, porque no paro, cuando estoy en una cosa ya me estoy inventado la siguiente (risas). Entonces, me enorgullece representar a todas esas mujeres, y además me siento también muy identificada.
Es una serie, además, con personajes femeninos muy fuertes. Tiene una muy buena representación femenina.
Desde luego. Ya tocaba que, como mujeres, tuviéramos este sitio. Por suerte, ya hace tiempo que se vienen haciendo muchas ficciones con grandes mujeres fuertes, valientes, emprendedoras, pero claro, hay muchos años atrás que debemos recuperar. Creo que la serie tiene tanto éxito porque, para un público más joven, puede ser inspiradora y referente, y para un público más adulto (que quizás pudo vivir esa época) es liberador y bonito ver reflejado aquello que quizás no pudieron experimentar directamente, aunque sea en la ficción y viéndolo desde casa.

Es muy bonita también la amistad que tiene Carmen con Claudia y Fina. ¿Cómo has construido esa relación con tus compañeras, Isabel Moreno y Alba Brunet?
Fue facilísimo desde el primer momento, porque fue totalmente un flechazo de las tres en cuanto a amistad. Eso traspasa la pantalla. Adoro a Alba, adoro a Isa, y ha sido facilísimo, porque es prácticamente la realidad: esa unión, esas risas… ficción y realidad se dan la mano, y es un gustazo trabajar con ellas.
Hemos visto también recientemente la incorporación de Gema (Agnès Llobet) al equipo de las chicas de la tienda. ¿Cómo es esa relación con Carmen?
Justo el otro día lo comentaba con Agnès. Es cierto que tanto Carmen como Gema son muy distintas, pero también tienen mucho en común: un carácter muy fuerte, ambiciones… y ya veréis que entre ellas se va creando una relación compleja, con muchos rifirrafes, pero en la que también se dan la mano. Es como un amor-odio, porque son muy parecidas en muchas cosas y por eso chocan, pero igual que discuten, luego son las primeras en ayudarse. Y eso me gusta, porque es muy real. Es como esa típica amiga que dices “es que la mataba” (risas), pero luego es a la primera que llamas.
Echando la vista atrás, debutantes con la serie La peste. ¿Cómo recuerdas ese trabajo, por el que además fuiste nominada a los premios de la Unión de Actores?
Fue un sueño absoluto, mi primer trabajo… yo empezaba a moverme en el mundo del audiovisual, y de repente me citaron Eva Leira y Yolanda Serrano. Para mí, ya sólo el hecho de que dos directoras de casting tan buenas quisieran verme, era un regalo. Yo estaba, además, trabajando en Madrid en ese momento como coordinadora de un campamento, como tantos actores y actrices, para ganarme la vida. Me llamó mi representante cuando estaba recortando cartulinas para una manualidad con los peques para decirme que me querían para La peste, y me puse a correr de alegría por la sala, que menos mal que estaba sola y no me vieron los otros monitores ni ningún padre… porque a ver quién iba a dejar a sus hijos conmigo al verme así saltando como una loca (risas). Se juntó que era mi primer trabajo con un pedazo de proyecto, con Alberto Rodríguez como director… muy feliz, muy feliz. Y encima nominada a los premios de la Unión de Actores, que yo decía: “pero, ¿quién me ha votado a mí?” (risas). Fue una maravilla.

En el teatro, has trabajado, por ejemplo, en Bodas de sangre. ¿Cómo afronta una actriz un texto de Lorca, tan hermoso, tan poético, y qué es lo más importante que te has llevado de esa experiencia?
Ufff, Lorca para mí es… cada vez que recito un texto de Lorca es un placer, una gozada. Llevo ya cinco o seis años haciendo Bodas de sangre, cada temporada, y no hay una vez que me suba al escenario y no me emocione y saboree ese texto, que es una maravilla. También he tenido la suerte de encarnar hace poquito a Belisa, de El amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín. Interpretar a Lorca es hurgar en la esencia inmaterial del ser humano, es abrir las puertas de la naturaleza humana. Como dice Lorca, es ir a los centros, que no hay quien los arranque. Federico nos dejó muchos espejos en los que poder mirarnos y poder encontrarnos.
Tienes también una faceta docente. ¿Cómo valoras esta faceta, y qué aprendes tú dando clase?
A mí me encanta la pedagogía y también la he vivido desde niña cuando observaba a mis padres, que son bailaores y tienen una escuela de danza en Sevilla que se llama Candela. Cómo mis padres daban clases con ese cariño, ese esmero… es una faceta que me encanta, la disfruto muchísimo, el poder transmitir algo que a mí me apasiona… es precioso. Yo creo en el arte no sólo como entretenimiento, que lo es, sino también como una herramienta social con mucho poder. Tanto social como individual. Poder compartir algo que yo siento tanto me parece magia. Yo he dado clases de danza, de teatro para niños y adultos, y hace poco impartí mi primer curso de interpretación ante la cámara, en la escuela La Colmena de Sevilla, de Andrea Haro. Me ha gustado muchísimo, he aprendido mucho, porque al decirles cosas a los alumnos, las recordaba yo también. Por ejemplo, no tenerles miedo a las pausas, a la respiración a digerir las emociones del personaje. A veces, al grabar, vamos tan deprisa que se nos olvidan estas cosas… Me encantó ese curso, disfruté muchísimo, y estoy muy agradecida porque me hayan dado la oportunidad de hacerlo. Estoy deseando impartir otros cursos.
Respecto a lo que decías del arte y la cultura, en estos tiempos que vivimos, ¿cómo podemos potenciar y proteger esa cultura?
La cultura es una herramienta para crear conciencia, y hace mucha falta. Yo creo que tenemos que apoyarla todo lo que podamos: ir al teatro y al cine, comprar libros, escuchar buena música, y tomarnos el tiempo necesario para disfrutar de todo ello. Vivimos en un mundo tan acelerado que se nos olvida lo importante: que hemos venido a este mundo a ser felices y a disfrutar de lo que nos gusta. Y tenemos que tomárnoslo en serio: hay que disfrutar, y disfrutar del arte. Le damos prioridad a otras cosas, y se nos olvida lo importante.

Para finalizar, ¿cuál sería tu objetivo profesional, o qué es eso que te gustaría hacer sí o sí en tu carrera?
Creo que me queda mucho por hacer y mucho por contar. No me gusta mucho decir “quiero hacer este personaje”. Me preguntan mucho con qué director quiero trabajar, pero lo único con lo que yo sueño es con poder trabajar. Ya con eso, que no me falte el trabajo, lo tengo. Que cuando termine un proyecto, me venga otro, y bienvenido será, y lo haré con todo el amor del mundo. Puedo tener preferencias, porque me encanta la comedia, la disfruto mucho, y me encanta el thriller. Pero cualquier personaje al que le pueda aportar algo o cualquier historia bonita que se pueda contar… es todo bienvenido. Con trabajar, me doy con un canto en los dientes, que ya bastante difícil es esta profesión, y hay muchos compañeros y compañeras intentando hacerse un hueco en este mundo. Con trabajar tenemos más que suficiente.
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