ENTREVISTA | Guillermo Barrientos: «Luis tiene una personalidad muy noble, aunque también sufre mucho, porque es muy empático»

Guillermo Barrientos (Madrid, 1985) interpreta en ‘Sueños de Libertad’ a Luis Merino, perfumista de la fábrica. Siempre del lado de su hermano, Joaquín (Javier Beltrán), y su madre, Digna (Ana Fernández), Luis navega aguas complicadas tanto en su matrimonio con Luz (Carolina Lapausa) como en sus relaciones familiares con los de la Reina. Al mismo tiempo, ha de lidiar con las consecuencias de la operación a vida o muerte a la que tuvo que enfrentarse tras la agresión de Jesús (Alain Hernández).

En esta entrevista, el intérprete madrileño nos habla de sus comienzos y su formación actoral, de los desafíos que le plantea diariamente su personaje en la ficción diaria que emite Atresmedia, y de su paso por las tablas, que le ha llevado, incluso, a fundar su propia compañía.

¿Cómo comenzaste en la interpretación?

Antes de empezar mi carrera de Ciencias Políticas. Empecé a hacer teatro con catorce o quince años, y ya con dieciocho comencé a prepararme las pruebas de la RESAD y la Selectividad. Como buen chico de Letras, me quedaron las matemáticas para septiembre (risas). Estudié durante el verano ambas cosas y aprobé las dos, pero no pude entrar en la RESAD porque no me dio la nota de corte, así que comencé en el Laboratorio de William Layton. Así, simultaneé mi formación en Layton con Ciencias Políticas en la Universidad Complutense. Ya en ese primer curso comencé a tener mis primeras oportunidades como actor.

Antes de William Layton, diste tus primeros pasos en la Escuela Municipal de Arte Dramático de Las Rozas. ¿Cómo recuerdas tu paso por allí? Las escuelas municipales hacen una labor importantísima de formación inicial de muchos intérpretes.

Así es. Para mí fue una maravilla, y tuve la suerte de tener unos profesores increíbles. En concreto Carlos Menéndez, que de alguna manera fue mi mentor en este mundillo y me ayudó con las pruebas para la RESAD, un hombre cultísimo y con una formación teatral brutal. Fue maestro también de Israel Elejalde, Sergio Peris-Mencheta… con Sergio tuvo una especial relación, ayudándolo con sus montajes hasta que falleció. A mí Carlos también me ayudó, formó y guió mucho.

Como has mencionado, has estudiado con grandes maestros: Will Keen, Claudio Tolcachir, José Luis Gómez, Lautaro Perotti, etc. ¿Cómo de importante ha sido para ti esa formación?

Lo bonito de nuestra profesión es que nunca paras de aprender. Justo al terminar en el Laboratorio de William Layton, empecé en SMS y comenzó una vorágine de muchísimo trabajo en el audiovisual, que luego se paró, y ahí aprendí lo que es también esta profesión… y continué formándome: con Will Keen, que fue maravilloso, con quien hice seminarios de Chéjov, Pinter, Shakespeare; con Ernesto Arias, un maravilloso director, actor, y formador; en La Abadía, con José Luis Gómez; el Teatro del Barrio, con Andrés Lima; con Lautaro y Claudio… todo eso te mantiene despierto y vivo, porque en esta profesión es muy importante conservar esa inquietud por aprender, conocer y probar nuevas maneras de trabajar. Cuando no trabajas (que trabajando se aprende muchísimo, y más en una serie diaria, que es un entrenamiento bestial), pero cuando no trabajas conviene volver al taller, al gimnasio (risas). El gimnasio de los actores es la formación.

¿Cómo viviste aquel fenómeno de SMS?

Yo había hecho ya algunas cosas en televisión, y tenía ya herramientas en el audiovisual para comenzar con algo más grande. Me lo pasé muy bien, la verdad, y coincidí con muchísimos compañeros que empezaban también. Algunos venían muy verdes, pero Luis San Narciso apostó por aquel cásting de jóvenes talento y funcionó muy bien: Yon González, que estaba recién llegado de Bergara; Mario Casas, que había hecho ya algo de publicidad; María Castro, que había trabajado ya en Pratos combinados en Galicia y tenía muchísima experiencia; Amaia Salamanca… y ahí están todos, con carreras muy largas. Mi carrera ha sido quizás un poquito más irregular, pero sostenida en el tiempo, y llevo ya veinte años trabajando. Me puedo sentir afortunado.

Guillermo Barrientos como parte del elenco de SMS, acompañado por, entre otros, Mario Casas, Yon González y María Castro.

Y hablando de fenómenos, Sueños de libertad. ¿Cómo recibes todo ese cariño del público?

Es maravilloso. Además, yo venía de una etapa muy larga sin trabajar en audiovisual. Sí había estado haciendo funciones en el Teatro Lara con mi compañía, Las Cotorras, pero en el audiovisual no había manera, no había muchas oportunidades. Por suerte, llegó el casting de Sueños, me salió, y además me tocó un bombón de personaje. El reto era grande, una apuesta muy arriesgada, suceder a Amar es para siempre, y desde el comienzo tuvimos la suerte de tener muy buenos datos de audiencia. Estoy muy contento, y además es un producto que se cuida mucho y se hace muy bien. La productora, Diagonal, sabe muy bien cómo hacer las cosas. Los guiones son muy sólidos y el cásting de intérpretes es muy bueno y, aunque eso no es garantía de que el proyecto vaya a funcionar, en esta ocasión sí ha gustado muchísimo. Estoy muy contento.

El público de la serie, además, es muy amplio.

Sí, tiene un target que está muy bien. En emisión tiene quizás un público más maduro, pero en streaming lo ve gente de todas las edades. Estamos realmente muy contentos, y aunque llevamos grabados ya más de 400 episodios, nos siguen sorprendiendo las tramas, también a nosotros. Eso es espectacular, poder mantener ese pulso narrativo con capítulos diarios de 50 minutos.

Hemos visto a Luis pasar por un momento muy complicado, con su operación y la pérdida de olfato. ¿Cómo trabajaste esta trama, desde tu primera lectura de esos guiones?

Hablé con Joan, el director de la serie, a finales de noviembre, y me preguntó si estaría dispuesto a que me raparan la cabeza (risas). Me explicó que iba a sufrir una agresión de Jesús por proteger el secreto de Luz, y que el personaje iba a terminar con un hematoma cerebral y tendría que ser operado. Es fantástico como actor, porque me permitía ponerme en una situación límite: un perfumista sin olfato, teniendo que ocultarlo… A nivel físico también fue un cambio importante, y eso que al principio me querían rapar al cero (risas), pero llegamos a un acuerdo y al final me lo dejaron muy corto, y descubrí que con la cabeza rapada me encuentro muy cómodo (risas). Todas esas escenas en el hospital te llevan a territorios muy interesantes y emocionales como actor. Ha sido una trama muy interesante de hacer.

Luis se ha casado con Luz. ¿Qué significa ella para Luis?

Luz es todo, es el pilar fundamental de su vida. Ha sido una relación muy compleja, desde ese flechazo inicial, con acercamientos y distanciamientos que Luis no comprende, después con la aparición de Jaime (Jesús Olmedo)… y cuando ya Luis descubre toda la verdad, ya no hay obstáculos y deciden casarse clandestinamente. Con Carolina, además, trabajo muy bien, tenemos dos personajes muy bien definidos y muy buenos guiones. Es una compañera muy disciplinada y profesional, hace que el trabajo sea muy fácil, y enseguida entramos en ese mundo imaginario donde vive esa relación tan bonita que tienen los personajes. Por suerte, ha contado con el favor de la audiencia también, que está a tope con Luis y Luz.

Algo importante del personaje es también esa dinámica familiar de los Merino con los de la Reina, como esa familia que nunca ha tenido tantas posibilidades y siempre han estado a la sombra del éxito de sus parientes.

Sí. Ese es el comienzo de la serie: tener la sensación de que no estamos en el lugar que nos corresponde y hay una injusticia. Son personajes que luchan por su dignidad y por lo que creen que es justo, y eso hace que el público los sienta muy cercanos. A mí esos primeros capítulos me volvieron loco, por ese carácter luchador de los Merino, y me apasionó esa faceta de Luis. Además, con Javier Beltrán trabajo muy bien, trabajamos muy bien y ese vínculo de hermanos ha traspasado la pantalla. También con Ana Fernández, nuestra madre, que es una actriz maravillosa. El elenco de esta serie es muy bueno, hay un muy buen trabajo detrás por parte de nuestros directores de casting, Eneko Botana y Álvaro Haro.

Guillermo Barrientos interpreta a Luis Merino en Sueños de Libertad (Manuel Fiestas / Antena 3)

Además, Luis es un hombre muy cariñoso, tierno, afable, incluso con sus primos, a pesar de las diferencias entre los Merino y los de la Reina.

Sí, tiene mucha bondad, es muy buen tío. Muy sensible también, como perfumista, como artista. Tiene una personalidad muy noble y pura. Sufre mucho también, porque es muy empático. Y a sus primos los quiere mucho, tiene un trato muy fraternal con ellos. Con Marta tiene una relación cercana, con Andrés muchísimo también. Y con Jesús quería, pero ya fue imposible (risas), era demasiado complicado, había mucha inquina. Incluso con su tío Damián, a pesar de todo lo que ha hecho, tiene un cariño y un respeto, como una figura paterna cuando su propio padre faltó.

¿Cómo ves el momento que viven las series españolas?

Lleva unos años imparable. En España y a nivel internacional. Con la llegada de las plataformas, además, se pueden ver nuestras ficciones en cualquier país del mundo. Es espectacular e inabarcable. Hay tanta producción que no da tiempo a ver todo, yo me pierdo (risas).  Se están haciendo series muy chulas. El otro día, por ejemplo, vi el primer episodio de Mariliendre y me pareció brutal. ¡Qué comienzo de capítulo! Y en las series diarias también. Sueños de libertad o La Promesa han supuesto un salto de calidad, sobre todo en cuanto a escenarios, exteriores, una fotografía muy cuidada… se hacen cosas fantásticas.

Háblanos un poco de tu productora teatral, Las Cotorras.

Mi formación es teatral, así que si puedo simultanear el teatro con el audiovisual, fantástico. Ahora, en una serie diaria, es muy complicado, aunque sí rescaté recientemente un texto que tenía con Eva Marciel, que se llama Dos días. Lo representamos en un restaurante, los domingos, en un formato de teatro y cóctel que estaba muy chulo. El teatro siempre es casa, porque esa sensación de estar ahí, solo, con el público, es incomparable. También me encanta el audiovisual, y sobre todo la serie diaria, porque te exige una rapidez y una agilidad que no te da una serie semanal. Y con mi compañía, Las Cotorras, hemos hecho ya tres montajes en el Teatro Lara, en la sala pequeña, que es un espacio muy bonito, muy cercano. Quizás ahora, cuando hagamos el parón veraniego de Sueños de libertad, me siente con mis compañeros a pensar en un nuevo proyecto.

¿Tienes preferencia por algún medio?

Es una pregunta muy habitual, pero lo bonito es poder hacer un poco de todo. Anhelo poder hacer más cine, aunque es cierto que las series se han vuelto muy cinematográficas. También me he iniciado en el doblaje, y albergo la esperanza de poder trabajar en ese campo también.

 

Cartel de la obra teatral Dos días, interpretada por Guillermo Barrientos

Referente al doblaje y la profesión actoral, ¿cómo de real es la preocupación por la llegada de la inteligencia artificial?

Cuando yo empecé en el doblaje, hace dos o tres años, ya se hablaba de ello, y ahora ya te dicen: “no sé cuánto queda de esto” (risas). En Estados Unidos, la última huelga consiguió que se firmaran limitaciones a este respecto. Yo quiero pensar que el alma, lo que pone un actor o una actriz, es algo que nunca se podrá imitar o copiar. Pero sí, vivimos tiempos inciertos.

Para concluir, ¿hay algún objetivo concreto que tengas en tu carrera y que aún te falte por cumplir?

Me gustaría poder trabajar en teatro con Sergio Peris-Mencheta, porque todo lo que hace me parece espectacular y me gusta mucho, y además, como decía, tenemos el nexo en común de nuestro maestro, Carlos Menéndez. Y en cine… hay tantos directores, tantos trabajos… te podría hablar de Rodrigo Cortés (con quien hice un personaje muy pequeñito en Concursante), Icíar Bolláin, Rodrigo Sorogoyen, Gracia Querejeta, que ya me dirigió en televisión, en Víctor Ros… al final se trata de continuar trabajando. Obviamente, es muy agradable ver que se tiene mucho éxito, que seas nominado a un premio, etc, pero al final lo que cuenta es trabajar. A mí me apasiona mi trabajo y lo primordial es poder seguir haciéndolo, y que lleguen personajes bonitos, como Luis.


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