Isabel Moreno (Badajoz, 1994) interpreta en ‘Sueños de Libertad’ a Claudia, la joven dependienta de la tienda de Perfumerías de la Reina. Tras perder a su marido, Mateo (Pablo Béjar), en un accidente de tráfico, la joven pasa su duelo ayudada por sus mejores amigas, Carmen (Candela Cruz) y Fina (Alba Brunet) y, quizás, por una nueva ilusión: Raúl (Jaime Gutiérrez), el nuevo chófer de los de la Reina, que mantiene una relación con María (Roser Tapias).
En esta entrevista, la actriz pacense nos habla de sus comienzos y su formación, desgrana el enorme recorrido de su personaje en la serie, y recuerda su paso por el Festival de Mérida y por un personaje, Nata, la protagonista de Lo que queda de nosotros, una función enormemente especial para ella.
¿Cómo comenzaste en la interpretación?
A mí siempre me ha encantado el teatro, desde pequeña, y siempre le decía a mi madre que quería apuntarme a teatro. Lo malo era que por donde yo vivía y por Badajoz los cursos de teatro que existían eran para adultos. No había nada para niños. Pero yo siempre se lo decía, que quería ser actriz. Me picaba mucho el gusanillo del teatro. Más adelante, hice una obra amateur en mi pueblo. Y desde ahí… ya me enganché y no pude retroceder (risas). Y a partir de ahí, fue todo una serie de catastróficas desdichas, como la película (risas). Una cosa llevó a la otra, y terminé haciendo las pruebas para la RESAD en Madrid. Era la primera vez que me presentaba y, claro, tenía planteamiento de estudiar otras cosas, porque no sabía si me iban a coger o no. Por suerte así fue, y conté con mucho apoyo de mi familia en aquel momento para ya apostar fuerte por la interpretación.
¿Cómo recuerdas esos años en la RESAD, y cómo de importante ha sido esa formación para ti?
Lo recuerdo con mucho cariño. Fueron unos años muy locos, eso sí (risas), porque vienes del instituto, de algo que no tiene nada que ver con el arte, y tienes que enfrentarte a otro tipo de estudios. A mí al principio me agotaba físicamente muchísimo la interpretación, porque remueve mucho, juegas mucho con los sentimientos, y acababa muy cansada. Pero tengo muy buenos recuerdos de la RESAD, y creo que me he llevado de allí una muy buena formación. Tengo muy buen recuerdo de la escuela, y además a mí me encanta todo lo que tenga que ver con la formación. Me parece muy “disfrutona”, seguir aprendiendo siempre y seguir superándose.
Entrando en Sueños de Libertad, ¿cómo estás viviendo el fenómeno que es la serie?
Hay muy poco tiempo para asimilarlo. Es a ratos cuando me doy cuenta de la magnitud que está teniendo, cuando familiares o amigos te lo comentan, o te dicen que su compañero no sé quién te ve todos los días en la serie. Ahí es donde nos damos cuenta realmente, o cuando interactuamos con los seguidores en las redes. Ahí es cuando digo: “wow, está pegando fuerte”. Es muy bonito, sobre todo por contar con ese público tan fiel que nos sigue todos los días y nos hace llegar tantísimo cariño y amor.

Claudia es un personaje que ha llegado mucho al público porque representa esa bondad absoluta, que va por delante de cualquier fe o ideología, como hemos visto en el apoyo incondicional que ha dado a Fina y Marta en su relación. ¿Cómo la definirías tú?
Sí. Antes que cualquier ideología, somos personas, y en este caso Claudia es muy buena persona. Es lo que todos querríamos ser, ¿no? A mí me encantaría ser más como ella, ver siempre el lado bueno de las cosas, porque es un personaje de pura luz. Es imposible que ella se entere de algo que ha hecho una persona a la que quiere, y que tiene justificación, o se haya hecho por amor, y esté en contra. Siempre que algo se haya hecho desde el corazón, ella está a favor. En el caso de la trama Mafin, con Marta y Fina, por supuesto, era imposible. Por delante de lo que a ella le hayan enseñado o en lo que crea, su amistad con Fina va siempre primero. O cuando se enteró del secreto de Luz, exactamente lo mismo.
Es también muy importante esa amistad a tres con Fina y Carmen.
Sí. Nosotras disfrutamos muchísimo esas escenas, no lo podemos disimular. Alguna vez hemos fantaseado con un spin off, de hecho (risas). Soñábamos mucho con ello, porque nos encanta la amistad de las tres y disfrutamos mucho juntas. Al final, creo que eso traspasa la pantalla. Me gusta que se les dé ese espacio y esa importancia a las amistades. Siempre se dice que tienes a tu familia, pero tener buenas amigas, que estén ahí para acompañarte y escucharte… eso es oro. Hay que saber rodearse de buenas amistades. Y con ellas tres esto se ve muy claro. Son muy importantes las unas para las otras.
¿Qué ha supuesto la llegada de Raúl a la vida de Claudia, sobre todo en relación a su duelo por Mateo?
Raúl ha significado un rayito de luz, la confirmación de que después de una tragedia puede haber esperanza, y puede haber incluso otra persona. Me gustó mucho una secuencia cuando llega Manuela (Pepa Aniorte), justo después de la muerte de Mateo, en la que ella dice a Claudia que después de una nube llega otra nube, y luego otra, y el cielo se va volviendo más clarito hasta que por fin sale un poquito el sol. Me llegó mucho esa secuencia. Mateo siempre está ahí, y siempre estará con Claudia, pero Raúl es un poco ese rayito de esperanza. No sabemos qué pasará entre ellos, o por dónde irán las tramas, pero creo que es importante que, cuando estamos superando un duelo, podamos ver ese rayito de luz. Es muy importante ver esa salida.

Claudia, además, ha tenido una gran evolución como personaje. La Claudia que vemos ahora no es la misma Claudia que llegaba a Toledo desde Don Benito. ¿Cómo lo recibes tú como actriz?
Yo estoy encantada y feliz con mi personaje. Le ha pasado de todo, ¡y lo que queda!, y me permite interpretar facetas muy diferentes. Es un personaje muy agradecido, tiene muchas tramas que me permiten hacer muchas cosas distintas. Eso me encanta.
Tuviste el privilegio de interpretar Antígona en el Festival de Mérida. ¿Cómo recuerdas esa experiencia tan increíble?
Fue increíble. Ojalá todos los intérpretes pudiéramos tener la posibilidad de actuar en Mérida. Para mí un sueño precioso, y lo recuerdo con mucha nostalgia. Me da envidia de mí misma, porque me gustaría volver a revivirlo, con el mismo elenco, el mismo equipo, todo tal y como pasó. Fue muy mágico, muy chulo, porque fue precioso. Ver ese teatro lleno de gente, Mérida de noche… Nosotros, además, abríamos el festival, y era la primera vez que se actuaba delante de tanta gente tras la pandemia, porque los teatros habían estado cerrados, claro. Y nosotros hacíamos una cosa muy bonita, que era salir al escenario con una mascarilla, a juego con el vestuario, y quitárnosla para empezar la función. Pisar ese escenario, todos juntos, comenzar la obra, ver esas luces… fue una pasada, precioso. Ya te digo, me da mucha envidia de mí misma, y ojalá pueda volver a participar pronto en Mérida con otro espectáculo tan bueno.
Hay, además, grandísimos profesionales de las artes escénicas en tu tierra, Extremadura, más allá del Festival de Teatro Clásico.
Sin duda. La red de teatro extremeña es excelente, es de las redes que mejor funcionan. Hay muchos compañeros allí intentando vivir del teatro en Extremadura, y hay buenísimos profesionales. Además, se consume mucho teatro también allí. El público lo valora mucho. No sé, ¡ayuda! ¡Ayuda para la tierrina! (risas) Que se cuenten historias de allí. Hay muchas historias que contar de Extremadura, y que se haga cine… hay que aprovechar ese potencial y hacer muchas cosas.

Trabajar personajes clásicos como Ismene en Antígona, o la Elizabeth de Frankenstein, ¿genera mayor responsabilidad como actriz?
Yo me tomo mi trabajo de forma tranquila, en el sentido de que, cuando hago un cásting, soy completamente honesta con lo que creo que se está pidiendo, y creo que se me ve muy bien por dónde se puede trabajar conmigo. Al trabajar, siempre estoy muy tranquila, porque ya me han visto trabajar, saben a lo que juego, y entonces siempre estoy tranquila, ya sea un texto clásico o contemporáneo, porque sé que va a salir. Intento disfrutar del camino e ir trabajando el personaje. A veces, el personaje empieza de una manera y después tú, como actriz, vas llevándolo por otro sitio, porque el personaje cambia y descubres cosas nuevas de él. Yo me lo tomo como una búsqueda, porque mi interpretación no tiene por qué ser parecida a la que haya hecho otra persona. Yo tengo mi propia Ismene, mi propia Elizabeth, y siempre intento dar lo que creo que Isabel puede ofrecer a ese personaje.
Representaste durante años con éxito un proyecto precioso, Lo que queda de nosotros, junto a tu compañero Esteban G. Ballesteros. ¿Qué es lo más valioso que te aportó trabajar este texto de Sara Pinet y Alejandro Ricaño? ¿Qué es lo que te llevaste de esa función?
Lo que queda de nosotros fue un bombón. Un bombón que me volvería a comer una y otra vez, como una niña chica en Navidad (risas). Es una obra maravillosa, un texto bellísimo. Es imposible no enamorarse de él para cualquiera que lo lea. Cada día, cada día que he hecho esa obra, me gustaba más, y la he hecho muchas veces. Cada día encontraba algo nuevo, y siempre conectaba con el texto. Esteban Ballesteros, además, fue un compañero maravilloso, y me encantó compartir todos esos años con él. Me ha dado rabia que no pudiéramos hacerla aquí en Madrid más tiempo, y que no pudiera disfrutarla más tiempo. Vamos, ojalá pudiera volver a reponerse en cartel. Me encantaría que la gente pudiera descubrirla y disfrutarla. Yo, ahora mismo, diría “sí” al instante, si volvieran a ofrecérmela. Es una obra increíble.

A modo de conclusión, ¿tienes algún objetivo concreto que cumplir, o algún personaje que te gustaría interpretar?
Me encantaría hacer tantas cosas… como a cualquier actor, vamos. Me encantaría hacer, por ejemplo, personajes diferentes para las que no tengo el perfil de entrada, pero me encantaría que me dieran la oportunidad de jugarlo. Me encantaría hacer más teatro, por supuesto, pero sobre todo me gustaría hacer cine. Algo como La mala costumbre, de Alana S. Portero… Rodar con Carla Simón, o Alauda Ruiz de Azúa… me encantaría, claro que sí. Sobre todo, poner voz y cara a muchos proyectos diferentes para los que a priori no parece que pueda dar el perfil.
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