Paqui Horcajo es una de las actrices protagonistas de ‘La buena suerte’, la nueva película de Gracia Querejeta, que adapta una celebrada novela de Rosa Montero. En esta entrevista, la actriz repasa su amplia trayectoria en televisión, cine y doblaje, y nos cuenta cómo ha sido su experiencia en el rodaje de la película, así como su especial amistad con la realizadora de Siete mesas de billar francés.
¿Cómo comienzas en el mundo de la interpretación?
Yo siempre lo he sabido, pero me daba mucha vergüenza ser actriz por la exposición a la que te sometes. Así que me decanté por el mundo del doblaje, que para mí era parecido, y no se me veía (risas). Luego fui consciente de todas las diferencias que hay, pero como punto de partida no me pareció mal.
Como el gusanillo estaba, a los 25 hice un primer intento apuntándome a una escuela de interpretación. Estuve un año y seguía sin verme así que lo dejé. A los 36, en mitad de una crisis vital, decidí volver a clases de interpretación, con ningún tipo de expectativa y solamente para mi disfrute. Mi sorpresa fue que me encontré disfrutando muchísimo de la experiencia y decidí terminar los tres años. Tuve la suerte de involucrarme en un proyecto escrito y dirigido por Miguel del Arco, «El proyecto Youkali», como figuración y ahí me di cuenta de que realmente esto me gustaba y fue cuando decidí intentarlo.
Después hice un curso de audiovisual, y conocí a Carmen Utrilla, directora de casting, y ella fue de las primeras personas que apostó por mí. Empecé a hacer pruebas, me presentó a las que hoy en día son mis «repres», mis ángeles de la guarda y a las que adoro, Tandem Talent, y descubrí un mundo para el que quizá con 20 no estaba preparada, pero con 40 sí. Lo que era un hobby se ha convertido en mi profesión, sin darme cuenta. De ahí vino mi primera peli que fue con Almodóvar, y desde entonces.
¿Cómo llegas a la producción de La buena suerte?
Con Gracia Querejeta he trabajado mucho. Desde Cordelias, un corto que escribió, dirigió y produjo, que rodamos en 2015 y acabamos en los Goya 2016 nominados a mejor corto de ficción. A partir de ahí, empecé a trabajar mucho con ella. Nos entendemos muy bien, me conoce perfectamente como actriz. Yo siempre he sido muy fan de la manera que tiene de contar sus historias, así que imagínate trabajar con ella. La admiro muchísimo. Cuando Gracia adaptó la novela, y sabiendo que Rosa Montero es de mis escritoras favoritas, me dijo que me veía mucho en el papel de Jiménez y que, si desde la productora decían que si a esta propuesta, yo sería Jiménez. Yo flipando, imagínate, Gracia y Rosa en un mismo proyecto… (risas). Gerardo dijo que si, y Jiménez ya tenía cara, la mía.
¿Cómo es tu personaje, Jiménez?
Es un personaje que ayuda a contar el momento vital en el que se encuentra Pablo. No sabemos nada de ella, de cómo es su vida… pero tú como actriz, aunque no se vea en pantalla, tienes que construir un arco para el personaje. Es una persona muy seca, yo soy todo lo contrario, no es cariñosa, no se ríe. Es la típica persona que, si abres su nevera, seguro que tiene un brick de leche y una manzana podrida (risas). Vive para trabajar, no tiene un gran círculo de amistades, no tiene pareja, ni gato tiene… pero es una buena tía, y sobre todo muy buena en su trabajo. No puedo desvelar mucho más por no revelar la trama, pero es un personaje importante en la historia.

Háblanos un poco de Gracia como directora y de tu trabajo con ella.
Gracia es una máquina trabajando. Siempre lo tiene todo organizado y sabe perfectamente lo que quiere y cómo lo quiere. Le pone a todo lo que hace alma, corazón y vida, como diría la canción. Le encanta el trato con los actores, se nota desde los ensayos hasta el rodaje. Lo pone todo muy fácil y la comunicación con ella es clara y directa. Sabe transmitirte lo que quiere. A mí me encanta la manera que tiene de contar las historias, las suyas y las que le encargan. Hace un cine de historias sencillas que son muy profundas e invitan siempre a la reflexión. De haber trabajado tanto con ella, hemos llegado a tener una amistad muy bonita fuera del mundillo. Cuando trabajo con ella, me exijo más como actriz, para estar a la altura de ella. Trabajar con Gracia siempre es estar en casa.
Tienes grandes compañeros en esta película, además: Hugo Silva, Megan Montaner, Álvaro Rico…
Son estupendos. Megan es un amor, es majísima, muy cercana, y además ella es Raluca, su personaje. Es perfecta para el papel. Ya había trabajado con ella en 30 monedas y La Caza: Monteperdido. Con Hugo era la primera vez que trabajaba y ha sido una experiencia muy bonita. Miguel Rellán es maravilloso, que te puedo decir de él qué no se haya dicho ya, un grande. Con Álvaro nunca había coincidido y es con el que tengo casi toda mi trama, ha sido un placer compartir con él. Es una suerte trabajar con compañeros así. Por no hablar de Josean, de Bianca Kovacks, de Pilar Matas, de Chani Martín, Eva Ugarte… Un sueño.
¿Qué crees que va a llevarse el público de la experiencia de ver La buena suerte?
Yo no soy madre, por lo que no sé en primera persona lo que es el amor a un hijo, pero creo que la relación padre-hijo de la película va a dar que pensar a mucha gente. Obviamente, la educación de los hijos hace mucho, pero hay una parte individual de la persona que no podemos controlar. ¿Nos tienen que caer bien siempre los hijos por ser nuestros hijos, o nuestros padres por ser nuestros padres? ¿Hasta qué punto somos responsables de las acciones de un hijo? ¿Puede darte vergüenza un hijo? Eso va a dar mucho que hablar. Y otra gran lectura creo que es que, por muy negro que sea el horizonte, siempre puedes empezar de cero y te pueden pasar cosas bonitas. Las segundas oportunidades hay que aprovecharlas.

¿Cómo ves el panorama actual del cine español? Estamos en un momento de muy buen cine.
Sí, sin duda. Yo soy muy aficionada al cine español y latinoamericano, y creo que se hace muy buen cine, tanto comercial como más de autor. El problema es que ya no vamos al cine, nos esperamos a que salga en una plataforma o ni siquiera lo consumimos. O los jóvenes ahora, los adolescentes, que ven las películas en x2, mientras que hacen otras cosas, como vieron J.A. Bayona y Carla Simón en aquel programa de Salvados. Es muy difícil llenar las salas, salvo que seas un grande, tipo Almodóvar, Coixet… Es una lástima porque, como dices, goza de una salud estupenda. Tengo muchos amigos a los que le cuesta encontrar financiación para sus historias y que una vez que lo consiguen, no estás seguro si ese proyecto se verá en una sala grande.
También en lo que respecta a las directoras, un campo en el que Gracia, además, ha sido pionera.
Es una maravilla que estén surgiendo tantas directoras, pero hay mucho que hacer aún, porque, como directoras, las mujeres todavía tienen que demostrar más que los hombres. Se nos pide mucho más, y lo tenemos mucho más difícil. Pero es maravilloso que se reconozca y se les dé foco a tantas mujeres, y no sólo como directoras: también como directoras de fotografía, que cada vez hay más, como montadoras, como guionistas, productoras… Es genial llegar al rodaje y ver un equipo lleno de mujeres. Y yo como actriz, que es mi campo de acción, que se de visibilidad a lo que les pasa a las mujeres de cierta edad, para aprovechar ese momento vital, que es maravilloso y que se podrían contar historias fantásticas. Carmen Machi lo decía, y tiene razón: su personaje en Celeste, hace años, hubiera sido un hombre. Es importante que las cosas cambien y se escriban historias sobre mujeres de cualquier edad. Tantas historias por contar… se nos tiene que dar ese espacio. Está cambiando todo, pero aún queda mucho por hacer.
¿Cuál dirías que es el desafío más grande del cine ahora mismo?
Desde mi humilde opinión como actriz, creo que habría que hacer algo para que la gente vaya más al cine, como decíamos antes. No sé qué, pero hay que hacer algo, porque por desgracia creo que, al cine, a la sala de cine, le queda poco, y es una lástima que se pierda ese ritual. No se puede competir con las plataformas, obviamente, pero la sala donde poder ver películas es algo que deberíamos proteger. También dar muchas más facilidades para que puedan salir a la luz las películas pequeñas, porque luego es muy difícil encontrar distribución. Salvo que puedas entrar en algún festival grande, es muy difícil. Tendría que haber ayudas para la distribución y promoción. Tanto trabajo y tan bueno, para que luego lo vea muy poca gente, porque no encuentran la manera de publicitarse, no llegan al público. Es una pena. En general, el mundo del cine es muy difícil.
En Francia, por ejemplo, se protege mucho su cine, y tiene que haber un porcentaje fijo de la cartelera dedicado al cine francés. Quizás esa sería una buena medida, para que todas las películas encuentren su sitio.
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Has trabajado mucho como actriz de doblaje también. ¿Qué es lo que más disfrutas tú de esta faceta, y cómo de real es la preocupación por la IA?
Es muy real. En videojuegos, de hecho, ya se está empezando a hacer, con personajes secundarios y NPCs. Se puede luchar, se pueden poner barreras. En todos los contratos de doblaje, ahora ya hay cláusulas para que no se pueda usar tu voz para alimentar a la IA, pero claro, ya hay muchísimo material previo que está ahí y no se puede hacer nada al respecto. Creo que vamos a tener que adaptarnos y aprender a convivir con ella, porque esto no va a parar. Ojalá me equivoque, pero creo que al doblaje tradicional le queda poco, unos años a lo sumo, y es también una lástima, porque se hace muy buen doblaje. Tenemos en España una cantidad de maestros y maestras del doblaje que es una maravilla. Para mí el doblaje parte de la misma raíz de la interpretación, es muy diferente a estar delante de una cámara, o encima de un escenario. Cada cosa tiene sus reglas.
A mí me encanta. Es verdad que no somos creadores, porque el personaje ya está creado, y nosotros sólo con la voz tenemos que transmitir todo lo que le pasa al actor/actriz original, no es tarea fácil. Es un reto muy grande, pero muy bonito. Tendría que valorarse más el trabajo de doblaje, porque somos un poco el patito feo de la profesión, y es un trabajo imprescindible para que muchas personas puedan ver películas, animación, series…
¿En qué te vamos a ver próximamente, además de en La buena suerte?
El año pasado terminé una serie que no te puedo decir como se llama hasta que no se estrene, que va a dar mucho que hablar. Se podrá ver en Amazon. Es una serie que habla de mujeres, dirigida por tres mujeres, con una productora, showrunners, equipo técnico y artístico maravilloso… ya veréis. Terminamos en diciembre, son ocho capítulos, y no sabemos cuándo se estrenará, pero creo que se va a hablar de esa serie mucho. Tengo un personaje maravilloso. Estoy muy contenta. Y además es comedia. Con los tiempos que estamos viviendo, qué mejor que reír, ¿no? ¡Que viva la comedia!
También estamos intentando volver con una función maravillosa que hicimos el año pasado llamada Tres hermanas hablan, escrita y dirigida por José Manuel Carrasco. Con unas compañeras divinas, Amanda Ríos y Kay Eyzaguirre. Estamos viendo si algún teatro se anima a programarnos. Seguro que pasa algo prontito. Y tengo un par de cositas más para este año.
¿Qué te gustaría hacer que aún no hayas hecho en tu carrera?
¡Todo! (risas) Me queda todo por hacer. Un Lorca bien producido sería un sueño, o hacer más comedia, que me encanta. Más comedia por favor… Y más premios para la comedia… Trabajar con Coixet, con Bayona, con Fernando León… repetir con Almodóvar o Álex de la Iglesia… Hacer terror, fíjate, yo para el terror soy muy “cagona” como espectadora, pero hace dos años rodé un corto de género, Apotemnofilia, con Jano Pita, y nos recorrimos todos los festivales punteros de terror. Y gracias a eso, empecé a disfrutar y a ver más el género, que además tiene un público muy fiel. Yo lo quiero hacer todo: personajes que se parezcan a mí, o que no se parezcan en absoluto. Me apetece probar cualquier cosa. Estoy abierta a todo.
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