Pilar Castro (Madrid, 1974) interpreta en Furia a Vera, una mediática cocinera, que debe cerrar su negocio por culpa de los ataques de un incisivo crítico. Llevada al límite, toma una serie de decisiones que terminan entremezclando su historia con la de otras cuatro mujeres, a las que interpretan Carmen Machi, Candela Peña, Nathalie Poza y Cecilia Roth.
En esta entrevista, la actriz madrileña nos habla de la ficción de Félix Sabroso para Max, de su próxima interpretación como la Marquesa de Merteuil en Las amistades peligrosas, y del reencuentro con el elenco de El otro lado de la cama, entre otros temas.
¿Cómo valoras este momento en tu carrera?
Estoy muy contenta, porque 2024 fue un ano de mucho trabajo y grandes proyectos. Ahora se están estrenando muchos de esos trabajos, y eso da la sensación de que no he parado, aunque no siempre es así (risas). Pero me siento muy afortunada con todo lo que está por venir.
Dentro de poco te veremos sobre las tablas con Las amistades peligrosas. Háblanos sobre este proyecto.
Me ofrecieron este proyecto hace casi un año y me entusiasmo desde el principio. Es un personaje que me apetecía mucho interpretar. Aunque me impone por el respeto que tengo al teatro, es ahí donde más aprendo. Construir poco a poco el personaje es un proceso muy enriquecedor. Para mí, es un camino, un viaje.
¿Qué tienen todavía esta historia y tu personaje, la Marquesa de Merteuil, para encandilar al público?
Muchos me dicen: ¡Vas a interpretar a la mala! (risas), pero no la veo así en absoluto. En el contexto de la época, las mujeres no tenían muchas opciones. Ella, gracias a su educación y posición, se niega a aceptar ese destino. Quiere tener los mismos derechos que los hombres. Para mí, es una feminista adelantada a su tiempo. Lo que pasa es que se mezcla mucho con los juegos de poder, y con los juegos que tenían los hombres con el amor. Ella juega a un juego peligroso y.… bueno, no vamos a hacer spoiler (risas). Es una mujer libre, que exige tener los mismos privilegios y derechos que los hombres. Es una función maravillosa.
El el teatro, la conexión tan directa con el público es absolutamente vital. ¿Cómo recoges tú esa energía?
Hoy más que nunca, percibo cuanto necesita la gente el contacto humano. Vivimos tan inmersos en redes sociales y tecnología que esa conexión directa que ofrece el teatro se vuelve esencial. Para mi también es vital. Esa energía compartida con el público no tiene comparación. Necesitamos más experiencias humanas y reales.

Entrando en Furia (Max), ¿cómo es tu personaje, Vera?
Vera es una mujer que ha vivido desde la invisibilidad. Era una chef de éxito, pero tras una crítica feroz en redes sociales, su mundo se tambalea. Tiene que reconstruirse desde un lugar de dolor y soledad.
¿Cómo has trabajado este personaje?
Ha sido un reto enorme, porque requería mucha contención en situaciones límite. Es un personaje frio, que no expresa sus emociones. Estaba muy alejada de mi emocionalmente, pero no físicamente, y eso me parecía muy difícil. Yo habría explotado en su lugar soy expresiva, visceral. Como Pilar, no habría aguantado lo que ella aguanta (risas). Félix me dirigió muy bien y me ayudo a confiar en el viaje del personaje. Fue un trabajo intenso y muy valioso.
Después de tantos trabajos con Félix Sabroso, ¿qué es lo que te sigue sorprendiendo de él?
Su talento, su inteligencia, su forma de entender al ser humano. Tiene la capacidad de pasar del humor al drama en una misma escena, y eso es un don. Con Félix siempre se aprende algo nuevo. Tiene una generosidad enorme, como director y como persona. Es un lujo trabajar con él.
Tienes, además, unas compañeras maravillosas en esta serie: Nathalie Poza, Carmen Machi, Cecilia Roth, Candela Peña…
Sí, es un reparto impresionante. La mayoría de mis escenas son con Francesc Garrido y Pedro Casablanc, que interpretan a mi marido y al crítico. Pero también tengo algunas con ellas. Por desgracia no coincidimos tanto como me hubiera gustado, pero saber que están ahí es una garantía. Son actrices que admiro profundamente.
¿Qué se va a llevar el público?
Una sátira que refleja el momento actual que vivimos, mostrando la decadencia del sistema a través de distintos universos donde los intereses están por encima de los afectos. Es una serie muy inteligente, sorprendente y con un trabajo artístico y técnico espectacular.

¿Cómo valoras la entrada de plataformas como Max en la industria?
Creo que ha sido algo muy positivo. Han traído más libertad creativa, más trabajo y un tipo de contenido que conecta con nuevas formas de consumir cultura. Nosotros lo hemos notado mucho. Aunque yo soy más de cine que de pantalla, reconozco que este momento de explosión creativa es muy interesante.
Este año te vamos a ver también en Todos los lados de la cama, la continuación de El otro lado de la cama y Los dos lados de la cama. ¿Cómo ha sido ese reencuentro para volver a continuar con algo que fue un auténtico fenómeno?
Maravilloso. Te das cuenta de que el tiempo pasa y a veces pesa (risas), pero ha sido muy emocionante. Poder volver a hacer un musical tan cercano, donde todos bailamos y cantamos, ha sido una gozada. Muy divertido.
¿Por qué seguimos queriendo ver a estos personajes, hasta el punto de hacerse una película más?
Porque son cercanos, reales, con sus luces y sombras. El público se identifica con ellos. Tienen humor, sí, pero también tienen verdad. Y eso conecta.
Mencionas la experiencia de ir al cine. ¿Cómo ves el futuro de la sala de cine? ¿Crees que está amenazada?
Creo que el cine es un ritual que no se puede perder. Sentarte en la sala, que se apaguen las luces y empiece el viaje… eso no lo reemplaza ninguna pantalla en casa. En casa falta el silencio, la predisposición, la ceremonia. Yo creo que el cine no va a desaparecer, porque seguimos necesitando esa experiencia colectiva.

(fotografía de Carlos Villarejo / https://www.carlosvillarejo.com/)
Echando la vista atrás, si pudieras hablar con aquella Pilar que dio sus primeros pasos con directores como Saura, Bardem o Montxo Armendáriz, ¿qué le dirías?
Que no sufra tanto (risas). Que disfrute más del camino. Mi carrera ha sido muy de ir paso a paso, siempre aprendiendo. Todo lo que viví me ha formado. No cambiaría nada.
Gordos fue un punto de inflexión en tu carrera. ¿Cómo recuerdas ese trabajo, y las magníficas críticas que recibiste?
Es uno de mis trabajos más especiales. Un personaje dificilísimo, pero que me dio muchísimo. Me arriesgue mucho, y creo que ahí estuvo la clave. Cuando Dani me lo propuso, le dije: ¿Pero esto cómo se hace? (risas). Fue una experiencia inolvidable.
Para concluir, ¿en qué otros proyectos te vamos a poder ver?
En agosto empiezo a rodar una nueva película que aún no puedo desvelar, pero que me hace muchísima ilusión. También participé en Karateka, de Aritz Moreno. No me pude negar, porque es Aritz (risas). Después de un año de parar para recolocarme, vuelvo con muchas ganas de trabajar.
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