Es hora de aceptarlo.
Si les suena el «tamarismo», conocen a sus protagonistas, y recuerdan aquel circo mediático que fueron la televisión y la farándula de los primeros 2000, tienen ya más años que la puerta.
Precisamente esa es una de las dudas que despierta Superestar, la miniserie de Nacho Vigalondo para Netflix que analiza y recuerda el fenómeno que englobó a Tamara, Margarita Seisdedos, Paco Porras, Arlequín, Loly Álvarez, Toni Genil y Leonardo Dantés alrededor de la mítica canción «No cambié». ¿Va a ser capaz de llegar a las generaciones más jóvenes, que no vivieron aquello en directo y no tienen ni idea de quiénes son estos personajes, o su éxito se nutrirá solamente de nostálgicos con ganas de cachondeo? Veremos.
Por lo pronto, Superestar es una nueva muestra de la edad de oro que vive la ficción española en formato serie. Tal y como vimos hace poco en El Clan Olimpia, por ejemplo, Superestar es absolutamente cine, desde el punto de vista de la producción. Dan fé de ello el excelente trabajo de caracterización, la realización de Nacho Vigalondo (plagada de referencias cinéfilas) y unos títulos de crédito finales cuidadísimos y que nos ofrecen joyas como esa versión de «El cielo no entiende», de OBK, interpretada por Natalia de Molina y Julián Villagrán. Sobre todo, es una crónica bizarra, como no podía ser de otra forma, de uno de los momentos más bizarros de la farándula cañí, que Vigalondo retrata sin burlarse de los protagonistas, pero también sin endiosarlos. Son, simplemente, personas que no encajaban en la normal y que vivían sus circunstancias con la mayor naturalidad y sin vergüenza ninguna, y así quedan descritos en la miniserie.
Quizás, las expectativas eran demasiado altas, y se hubiera agradecido que Vigalondo se «mojara» más sobre los personajes que aparecen en pantalla, pero el elenco es tan bueno que se le perdona. Cada uno con su capítulo propio para mostrar la versión de su personaje en primera persona, todos los actores y actrices muestran su mejor versión y se entregan en cuerpo y alma a la bizarría de la historia. En especial, destacan una Ingrid García Jonsson que expresa perfectamente las emociones de Tamara pese a todo el maquillaje que lleva encima, un Secun de la Rosa en uno de sus trabajos más afinados, una Natalia de Molina soberbia que vuelve a demostrar que no hay género que se le resista, y un Julián Villagrán que es un «robaescenas» nato como Arlequín. Quizás, por cierto, el personaje al que se retrata de forma más controvertida.
En definitiva, una propuesta fascinante, pero no sobresaliente, sobre un evento televisivo que aún parece irreal incluso para los que lo vivimos en aquel ya lejano año 2000.
Lo mejor: Su nivel de producción, sobresaliente, y las interpretaciones de un elenco en estado de gracia (sobre todo, García Jonsson, de Molina, Villagrán y de la Rosa)
Lo peor: Quizás se esperaba más, debido a las expectativas que ha generado, y no parece muy probable que resulte atractiva para el público joven.
Descubre más desde Mucho más que series
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.