Tierra Palestina. Cambio global no es una pieza documental al uso. Tampoco es neutral. De hecho, se advierte nada más comenzar, en forma de rótulo sobre fondo negro, que esta película no pretende explicar desde la objetividad. Ese no es el ejercicio que ha querido plantear la productora New Beginning Films.
Claudia Pérez y Andrea Yarur consiguen, en 80 minutos escasos, relatar un conflicto que se extiende casi ocho décadas, explicando qué es y ha sido siempre Palestina, desde los tiempos en los que formaba parte del Imperio Otomano, pasando por la dominación británica y el momento en el que, en 1948, se crea el estado de Israel y comienza la operación para ocupar Gaza y Cisjordania. El horror continuado estalla en 2023, con la situación que vemos televisada día a día en nuestras pantallas y que, al menos quien esto firma, se atreve a llamar genocidio.
Tierra Palestina es sentimientos. Muchos sentimientos. Hay horror. Hay dolor. Hay rabia. Hay impotencia. Pero, sobre todo, hay un enorme respeto y cariño hacia el pueblo palestino. Mediante la narración, enérgica pero también sobria, de la actriz Lola Marceli (El Súper, Amar en tiempos revueltos, Élite, La Moderna), se suceden ante nuestros ojos imágenes que encogen el alma, pero también consiguen hacer esbozar algunas sonrisas. Por difícil que parezca, hay luz bajo los escombros. Mucha luz, de hecho: la que representa un pueblo palestino que, pese a todo, sigue. Resiste. Vive.

Mediante una presentación muy especial en el Auditorio de la Casa del Lector del Matadero de Madrid (acondicionado para la ocasión con multitud de sofás, música y diferentes especialidades culinarias), el pasado 30 de octubre, el documental ha llegado al público para compartir una historia que hay que continuar conociendo y reivindicando, ya sea a través de las letras de Marwán (que amenizó la presentación con algunas canciones, además de desgranar parte de su herencia palestina) o de los aplausos de un público que no puede quedar indiferente ante las imágenes que se muestran ante sus ojos.
Necesaria, comprometida, dolorosa y valiente. Como tiene que ser un documental.
Lo mejor: Saber combinar entretenimiento con información, y resultar valiente y comprometida por el camino.
Lo peor: Nada.
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